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jueves, 5 de febrero de 2015

¡Ah, los precios!



Sobre los precios, la criatura mítica de la historia económica, hay mucho que decir y no alcanza este espacio. Se necesitan varias entradas, y por supuesto, en el caso de Cuba, desagregarlos en los diferentes mercados existentes.

Así que comencemos por lo básico. Definirlos es innecesario, al menos en su manifestación para el consumidor. Ya sabemos que es la cantidad de dinero que pagamos por cualquier bien o servicio. No creo se requiera un debate sobre la transformación del valor en precio, al menos no por ahora. Vamos a intentar concentrarnos en este primer momento en el mercado en divisas, comúnmente conocido por las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD).

La admisión del problema de la política incoherente de formación de precios es el primer paso para superarlo. Como se sabe, los precios en el mercado en divisas (cadenas como TRD, CIMEX, etc.) están sujetos a un margen fijo por el que se multiplica el precio de costo. Es un método sencillo[1]. Seamos honestos: eso NO es formar precios, eso es simplemente aplicar una especie de IVA[2] a los productos que se venden en esos mercados. De ahí deduzco, teniendo en cuenta esos márgenes (sabemos que en TRD Caribe, por ejemplo es del 2.20, 120% por encima del costo) que Cuba cuenta con uno de los mayores IVA del mundo, al menos del mundo subdesarrollado. En El Salvador es del 13%, Guatemala 12%, en Honduras y Nicaragua es del 15%. En fin, superamos al área por mucho.  Claro, faltaría descontar el lógico margen de beneficios, pero aún así. El IVA, además, es un tipo de impuesto que recarga más a las clases pobres de la sociedad, al afectar su poder de compra directamente.

Por otro lado, los ajustes de precios, en una sociedad como la cubana, deben hacerse a través de los productos de lujo, no los de primera necesidad. Por ejemplo: durante la reciente alza que sufrió el precio de la leche en polvo en los mercados internacionales, en Cuba se aumentó a su vez el precio de esta en las TRDs, lo mismo con el aceite de cocina. ¿Alguien recuerda cuando aún se pagaba a 2.15 CUC el litro? Bueno, en lugar de cargar este incremento de precios a un producto de primera necesidad como la leche (sabido es que los niños no dejan de tomarla a los 7 años y los padres deben comprarla en este mercado o en el informal, donde ha alcanzado también precios desorbitantes de 4 CUC o 100 pesos la bolsa de 1kg de leche entera)  o el aceite, lo verdaderamente justo es cubrir la brecha con otros, llamados de lujo, como las bebidas, los cigarros, o cualquiera no imprescindible para complementar la dieta. Resumen: esa medida, justificable en cualquier otra economía, no tiene cabida en la nuestra. 

Sin embargo, el tiempo que demoramos en aumentar el precio de la leche, fue menor al que nos tomó disminuir el de la gasolina, en pleno proceso de caída continua en el mercado internacional. Entonces, la coherencia sería agradecida siempre y brindaría credibilidad a las medidas económicas que se tomen. Por demás, hemos visto pocos precios bajar, y muchos subir. 

No hago comparaciones con el salario, porque eso es tema para otra oportunidad, y por supuesto, tampoco nos concentramos en los tipos de cambio artificiales entre empresas y entre empresas y el Estado, que sin dudas afectan importaciones como las de la leche. Otro detalle: los altos precios del mercado en divisas también encarecen el turismo, ¿no? En fin.

Los precios, para la economía neoclásica (más conocida por su doctrina neoliberal) son el termómetro con el que se toma la temperatura de la economía nacional. Obvio, a partir de este punto defienden que floten libremente, presupuesto que no soporta análisis serio en las condiciones económicas contemporáneas. Pero sí tienen razón en cuanto a la importancia de los precios como macro-indicador. ¿Acaso no hay protestas sociales en el mundo entero por el ascenso de algunos precios de productos básicos? Los precios afectan el poder adquisitivo y a un macro indicador muy maltratado: el salario real, que no es más que la verdadera capacidad de compra del salario.  Todo eso para no decir que la recuperación de los sectores claves de la economía depende -entre otros factores- de una política de precios adecuada. Y está claro, habría que definir qué vamos a entender por adecuada en las condiciones de Cuba, pero por ahora podemos concluir que tendría que ser diferente a lo que se hace en el presente.

Por cierto, durante 2014 hubo una fuerte caída del precio internacional de la leche en polvo, que pasó de 5000 dólares por tonelada a comienzos de año a US$ 2500 a partir del segundo semestre, y si la leche en polvo comenzó 2015 con una caída en los precios, es de esperar que en cualquier momento bajen también en el mercado nacional. Al fin y al cabo, sería lo coherente.


[1] Si el producto A tiene un costo final de, digamos 1 CUC y se desea aplicar un margen del 50%, se multiplica el costo por 1.5. Ejemplo: llamando C al costo, PC al precio al consumidor (el que se paga en la tienda) tendríamos que:
PC=C*1.5
PC=1.00cuc*1.5
PC=1.50CUC
Pagamos por el producto A, 1.50 CUC, un 50% por encima de su precio de costo.
[2] IVA: Impuesto al valor agregado, es un tipo de impuesto con el que se grava al consumidor, o sea, pagado por el consumidor. Para más detalles: http://es.wikipedia.org/wiki/Impuesto_al_valor_agregado