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lunes, 9 de abril de 2018

El siglo de las "opiniones"


Imagen tomada de Facebook
Usted va en un almendrón, en una guagua, en la botella, está esperando en una cola, o está revisando las publicaciones de otros en las redes sociales: ¿Cuántas opiniones escucha o lee en ese tiempo? ¿Cuántas personas emitiendo criterios, acertados o no, con un convencimiento digno de un Nobel? Casi nadie le discute a un físico nuclear o a un bioquímico o a un matemático, a menos que pertenezca a la misma rama. Por increíble que parezca, una parte importante de la humanidad cree que no hace falta estudiar para debatir sobre economía o política, y se siente con el total derecho de intervenir, criticar, gritar y ofender escupiendo supuestas verdades, sus verdades, a la cara de los otros.

Bueno, esas son pseudo-opiniones. Definidas así por una rama de la Economía llamada Behavioral Economics o Economía Conductual en español, se refiere a la opinión vertida por una masa nada despreciable de personas, que sin leer o informarse lo suficiente, debaten sobre temas de interés colectivo: con énfasis en la política o la economía, su prima más cercana. Las pseudo-opiniones son eso, ni siquiera son opiniones. No llegan a tanto. Si la base sobre la que usted está haciendo teoría es débil, y su bote hace agua, le recomiendo que salte del edificio de “verdades” que se ha construido, o se ponga un salvavidas.  

Las ciencias sociales han sido históricamente subestimadas y consideradas por muchos como pseudo-ciencias, en un intento por minimizar y ridiculizar sus esfuerzos por explicar nuestras sociedades. Sin embargo, y con la misma disposición que criticamos a un coach de futbol o de pelota, se discute sobre historia, política, economía, porque creemos –de manera errada, la mayor parte de las veces- que al rodearnos y al estar imbuidos en ellas, no necesitamos más que nuestras limitadas experiencias personales para emitir criterios especializados.

Usted puede decir que no le gustó una película, eso no lo hace crítico de cine. Puede decir, incluso, que daVinci estaba borracho cuando pintó La Gioconda. Criticar El Beso, de Klimt, o El Rapto de las Mulatas, de Carlos Enríquez. Usted, incluso, puede unirse a la sociedad de tierraplanistas, que casi medio milenio después de Galileo Galilei, afirma que la Tierra no es una esfera (o si queremos ser técnicos: esferoide oblato). Nada de eso lo convierte por obra y gracia de ningún espíritu santo, en crítico de arte o en físico o geógrafo. 

Exactamente lo mismo pasa con la economía. Digo esto porque sentimos la urgencia de desahogarnos por el pan duro y único de la bodega, por la unificación monetaria que parece casi una mentira más, por la limitación de las licencias para los cuentapropistas… y tantas otras cosas y medidas que pululan en nuestra realidad económica o social. (OJO: no estoy diciendo que esas medidas sean acertadas o desacertadas, es solo un ejemplo académico).

Lo que deseo se entienda, y por eso mismo me animé a escribir este blog, es que para hablar, debatir, conversar sobre este tema, o cualquier otro, se necesita estar informado. Lo que usted ve o percibe no es prueba de nada, aunque usted crea que sí. Mucho menos en Economía o Política. Usted puede defender el neoliberalismo (tengo amigos muy bien informados que lo hacen) pero necesita conocer lo que está defendiendo. Incluso identificar los puntos débiles de lo que defiende, porque los que se opongan usarán eso en su contra, y obvio, atacar a la persona va en detrimento de su argumento. Cuando se vea acorralado, sin elementos para defender su posición frente a un contrario mejor preparado, no saque una bazuca para matar cucarachas. Eso solo dice más de usted que del otro. Tome un tiempo para revisar sus juicios, busque respaldo científico y no pseudocientífico. Verifique las fuentes. No sea víctima de la desinformación en la era de la información. Crezca, para que pueda aportar elementos enriquecedores a un debate, en vez de atrincherarse en medias verdades, semi demostradas o no demostradas.

Incluso, entre los profesionales, los hay buenos, regulares y malos. Lo que pasa es que es aún más vergonzoso encontrarse profesionales que no tienen idea sobre lo que estudiaron. La cosa empeora cuando están en posiciones de poder que les permite aplicar en la práctica su ignorancia; pero ese no es el tema de este post, que nos conocemos.

Hubo un tiempo en Cuba en que dejé de decir que era economista, y mucho menos que daba clases de Economía Cubana. Aquello desataba siempre una ola de juicios, caras, y ojos retorcidos, seguidos por el comentario sarcástico: “Eso no existe”. No obstante, todo el mundo soltaba su discurso, disparatado en un 90 %, sobre eso que “no existía”. Bajo esa lógica, era como hablar y debatir sobre el hombre invisible, ¿no?

Convengamos en algo entonces: todos tenemos alguna idea (acertada o no) sobre economía. Igual tenemos ideas sobre arquitectura y arte, por ejemplo, pero eso no las valida. El respeto a la profesión debe comenzar por aquellos que no son especialistas. Usted puede emitir su criterio no especializado, pero entienda que es eso: solo un criterio aficionado sobre un tema para profesionales. Usted puede, sin embargo, leer, prepararse, informarse, y entonces será una persona con opinión, a pesar de no ser especialista. Y podrá comentar sobre los girasoles de Van Gogh o las cornisas de las catedrales barrocas, o sobre el Tratado de París con mejores argumentos. Pero no pretenda formarse una opinión de la nada, porque eso no es profesional, ni inteligente.

Solo pongo un ejemplo: basta revisar los resultados de lo que más de 50 años de subestimación del papel y la importancia de los economistas en las políticas de un país le han hecho al nuestro. Porque eso bueno sí tiene la economía: Para sufrir sus efectos no hace falta ser un perito...


5 comentarios:

  1. Buenísimo!!!!...Tama, 1000% contigo!

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  2. Titi, dale suave...jajajja.. Muy buena tu reflexión, sin embargo, me temo que estemos demasiado empotrados en nuestro "path dependancy" (si pudiéramos aplicar el concepto aquí) de las pseudo opiniones como para asumir que debemos ser más conscientes del uso de la información adecuada y suficiente que valide nuestra postura ante determinado hecho o fenómeno. Sería interesante disminuir un poco el uso de las pseudo opiniones y aumentar el uso de las mal llamadas "pseudo ciencias"...

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    1. Para eso estamos nosotros, estudiando pseudo-ciencias. A ver si mejoramos su imagen. Beso!! Sigue leyendo!!

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  3. Excelente Tamy... No puedo estar más de acuerdo !

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