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jueves, 8 de enero de 2015

Sindicatos, ¿fuera de moda?



El origen de los sindicatos apenas hay que buscarlo en libros de historia, la lógica nos lleva a intuir que su nacimiento, hace ya más de un siglo, estuvo marcado por necesidades de una época brutal en la que los trabajadores descubrieron que unidos tendrían más posibilidades para enfrentar fuerzas que los superaban[1]

Así surgieron también los líderes sindicales, y por supuesto, unido a este fenómeno, llegó la “desaparición” de los líderes sindicales, que coincidía siempre con eventos de enfrentamiento extremo entre las dos fuerzas (capital y trabajo). Las huelgas –una forma de detener la producción para provocar pérdidas monetarias- y algunas otras artimañas fueron mecanismos eficientes para lograr objetivos, que con el tiempo se hicieron leyes: jornadas laborales reguladas, descanso remunerado, licencias de maternidad pagadas… Esos logros de los sindicatos están desapareciendo en el mundo contemporáneo, pero me preocuparía más que desaparecieran en el reino de nuestro mundo. 

Cuba tuvo una de las primeras constituciones de avanzada en América Latina, y fue en el año 1940. Sus propuestas eran tan adelantadas a su tiempo, que se mantuvo vigente durante años después de 1959. En fin, como casi siempre, estábamos “alante”, a la avant gard, etc… pero, ¿y ahora? ¿Qué pasa a los sindicatos hoy? Más allá de las regulaciones que permiten la sindicalización de trabajadores “independientes” o de los propios derechos a jornadas laborales de 8 horas y vacaciones remuneradas, etc, se encuentran violaciones por parte de los recién estrenados pequeños empresarios nacionales. ¿Quién controla los horarios de trabajo de los cuentapropistas? ¿Cómo se evita que sean despedidos sin explicaciones, sin indemnizaciones o sin aviso previo? ¿Cómo se verifica que se están cumpliendo, no solo leyes, sino derechos básicos de los trabajadores? ¿Cómo la CTC maneja el nuevo entorno en el que, definitivamente, no tiene experiencia? Sobra decir que los salarios en el sector estatal están deprimidos y ello ayuda a que las condiciones empeoren. No vale la pena negarse la existencia de un desempleo en Cuba que tal vez esté escondido de las estadísticas porque solo se mueve en el sector privado de la economía, no contemplado para estos cálculos, y por lo tanto invisible u oculto entre los supuestamente “inactivos”, puesto que se trata de individuos que no están dispuestos a emplearse en el sector estatal. 

Hay otros derechos ganados hace mucho que son violados subrepticiamente. La mayoría de los empresarios privados que he conocido –por supuesto que no todos- me han manifestado su negativa a contratar mujeres jóvenes en edad fértil o con hijos. La explicación es simple: “Se enredan después si paren” las primeras, o “Faltan si los niños se enferman”, las segundas. Da qué pensar, ¿no?

Entonces, ¿quién regula esta desregulación, que por supuesto no es a través de leyes que ya existen? ¿Retomando el derecho a detener el trabajo hasta que se cumpla lo establecido ahora que el Estado no es el único contratista en el entorno emergente? ¿Sindicalizando efectiva, y no virtualmente a esos trabajadores? ¿Haciendo nacer de las circunstancias nuevos líderes sindicales o utilizando los que ya existen y tienen un papel asignado en este contexto? En un resumen que parecería irónico: ¿cómo proteger a los trabajadores en una sociedad diseñada para protegerlos? 

El letargo en el que descansan los sindicatos, debe ser interrumpido. La inercia rota. Cuba, por suerte, avanzó en muchos derechos como para dejarlos flotar en el limbo de la ignorancia como si no existieran. A los que les toca, se les debe exigir que se ocupen. Un profesor que tuve en la carrera repetía mucho que los espacios que se dejan vacíos alguien los llena, y no siempre se trata del candidato más óptimo.


[1] Si no me creen, lean a Emile Zola, sobre todo Germinal.

2 comentarios:

  1. Me parece que este tema es crucial dentro de los tantos temas prioritarios en la reforma, y que de una forma u otra ha quedado relegado. Y es un problema, que aunque ahora se manifiesta de otras formas en el naciente sector no estatal, digamos más al estilo capitalista que conocemos, creo que la reforma del sindicato en Cuba debe empezar por el propio sector estatal, aun mayoritario y no terminar hasta resolver, o al menos intentarlo, todos los problemas que expones muy bien en el artículo. Más allá de muchos logros, que cuando uno conoce lo que trasciende los límites de la Isla es cuando más se percata de ellos, y que no son triviales, los sindicatos en Cuba tienen no que reformarse, sino que volver a nacer, según mi criterio. La falta de representatividad, o el intento infructífero de hacerlo, está a la orden del día, y para que, como se dice en buen cubano, las cosas "caminen" hay que tener la suerte de tener líderes capaces de enfrentarse al "status quo", que larguen la vida y le dediquen todo el tiempo al tema para así dentro del enrevesado mecanismo institucional obtener unos pocos triunfos. Nada, que no nos percatamos que tenemos luchas distintas,pero luchas al fin, y que en esas son en las que deben concentrarse. Nunca olvidaré que fue la CTC la que anunció el proceso de disponibilidad laboral en Cuba, que más o menos necesario, depende de las perspectivas, jamás debió atribuirse ese papel, es un error que evidentemente no tenían ni idea de la magnitud. En fin... ya lo dejo aquí que es un comentario, no una disertación jejeje. Saludos...

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    1. Coincido contigo. He trabajado en un montón de lugares y en casi ninguno funcionan los sindicatos como debieran. Se han desconectado de los trabajadores como si no fueran parte de ellos, y si, debe empezar por re-construirse en el sector estatal, lo que pasa es que al menos en ese existen órganos de justicia laboral para apelar medidas... en el otro... quién sabe! :(

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